Informe Anual del GLP 2023 – 2024 / Trilema energético y Objetivos de Desarrollo Sostenible

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Informe Anual del GLP 2023 - 2024 / Trilema energético y Objetivos de Desarrollo Sostenible

Este texto hace parte del capítulo "Trilema energético y Objetivos de Desarrollo Sostenible", incluido en el "Informe Anual del GLP 2023 - 2024" elaborado y publicado por la Asociación Colombiana del GLP - GASNOVA.

Los gobiernos de todo el mundo buscan descarbonizar sus economías en plazos cada vez más ambiciosos. Aunque la adopción de tecnologías con menores emisiones de carbono es el motor principal de esta transición energética, es esencial que el sistema energético sea equitativo y no comprometa la seguridad del suministro de energía. El GLP desempeña un papel crucial en esta transición en diversos sectores, como la cocción de alimentos, el transporte, la agricultura, la calefacción y la generación de energía. Además, este energético contribuye a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y a los indicadores del trilema energético del Consejo Mundial de Energía. El GLP es importante porque ofrece una solución energética asequible, segura y sostenible, respaldando la transición hacia una economía con menos carbono y promoviendo el desarrollo sostenible en múltiples sectores.

Trilema energético

El indicador del trilema energético es una herramienta que evalúa el desempeño de los sistemas energéticos de los países en tres dimensiones clave: seguridad energética, equidad energética y sostenibilidad ambiental. Estas dimensiones reflejan los desafíos que enfrentan los países al equilibrar la disponibilidad, asequibilidad y sostenibilidad de la energía.
El objetivo del Índice del Trilema Energético es proporcionar una visión clara y objetiva del estado y la evolución de los sistemas energéticos a nivel mundial, ayudando a identificar áreas de mejora y buenas prácticas para los responsables de la formulación de políticas energéticas.
Los sistemas energéticos sanos son seguros, equitativos y ambientalmente sostenibles, mostrando un trilema equilibrado cuidadosamente gestionado entre las tres dimensiones:

i. Seguro: La capacidad del país de cumplir con sus requerimientos actuales y futuros de energía de forma confiable.

ii. Equitativo: Evalúa la capacidad de un país para proporcionar acceso universal a la energía de forma asequible, precio justo y abundante.

iii. Ambientalmente sostenible: representa la transición del sistema energético del país para mitigar y evitar posibles daños ambientales e impactos del cambio climático.

Mantener este equilibrio en el contexto de una rápida transición energética hacia sistemas descentralizados, descarbonizados y digitales es un desafío, dado que cada país tiene una matriz energética particular y condiciones socioeconómicas que presentan retos para su desarrollo.

Por ejemplo, como lo dice el Consejo Mundial de Energía en su informe de 2024 , América Latina y el Caribe enfrentan futuros energéticos complejos, equilibrando seguridad, equidad y sostenibilidad en medio de cambios climáticos (Fenómeno del Niño) y políticos. Los efectos de El Niño en las cuencas hidrográficas se sienten en toda la región. Ecuador, por ejemplo, tuvo que implementar cortes de energía eléctrica durante varias horas al día durante el último trimestre de 2023. Aunque una interconexión regional permitió a Ecuador asegurar energía de Colombia, la energía eléctrica obtenida no pudo cubrir la demanda. Mientras tanto, en Colombia, la seguridad energética actualmente se asegura mediante gas y carbón, no a través de alternativas como el almacenamiento o la gestión de la demanda.

Así mismo los subsidios desempeñan un papel crucial para mantener la asequibilidad, pero las disparidades y el costo de la descarbonización siguen siendo desafíos significativos. La dependencia regional en la energía hidroeléctrica subraya la urgencia de fuentes energéticas diversas y sostenibles ante crecientes amenazas climáticas, que proyectan una disminución importante del recurso hídrico para generación eléctrica, en particular, durante períodos de sequía cada vez más largos y severos.
En 2023, Colombia tuvo un puntaje del indicador del trilema de 65,7 ubicándose en el puesto 40 de 120. El país obtuvo una puntuación de 63,4 en seguridad energética, 60,5 en equidad energética y 78,4 en sostenibilidad ambiental.

El indicador de seguridad energética tiene en cuenta la dependencia del país de las importaciones netas para el consumo total de energía y la diversidad de proveedores, la diversidad en la generación de electricidad (variedad de fuentes domésticas de generación eléctrica) y el almacenamiento de energía, así como la capacidad del país para satisfacer la demanda de petróleo y gas considerando las capacidades de infraestructura, almacenamiento y refinación. Este indicador ha venido disminuyendo desde el 2016, por la dependencia del país de las importaciones de combustibles fósiles y gas natural, así como la ausencia de almacenamientos estratégicos e infraestructura que permita atender contingencias en el suministro de estos energéticos.

En el indicador de equidad energética, se tiene en cuenta el acceso a la electricidad (porcentaje de la población con acceso a electricidad), precios de la electricidad (precio nacional de la electricidad por kilovatio-hora como indicador de servicios energéticos asequibles para uso doméstico y comercial) y precios de la gasolina y el diésel (precios por litro como indicador de acceso a servicios energéticos asequibles para vehículos de pasajeros y comerciales). Este indicador ha estado estable durante los ultimo 8 años, y en el 2023 mejoró.

La sostenibilidad ambiental se evalúa mediante la intensidad energética final (relación entre el consumo final de energía y el PIB), el porcentaje de generación de electricidad proveniente de fuentes descarbonizadas y las emisiones de CO2 por combustión de combustibles per cápita. Este indicador se mantiene estable y es el más alto de los tres, debido a una matriz de generación renovable, donde la generación de energía hidráulica representa el 64% de la capacidad energética instalada en Colombia, en 2023.

Así mismo en el World Energy Issues Monitor del Consejo Mundial de Energía, se afirma que el gobierno de Colombia ha establecido una meta de 6 GW de capacidad renovable para 2026. Entre enero de 2023 y abril de 2024, se han instalado 1,59GW, que equivalen a 27% del objetivo. La mayor incertidumbre identificada por los líderes del sector energético es la credibilidad en el mismo, debido a preocupaciones sobre retrasos y problemas de permisos, demoras en puntos de conexión, consultas previas y la falta de definición de tiempos de respuesta regulatorios. Estos desafíos afectan tanto a los proyectos de generación como a los de infraestructura de transmisión de energía. Además este estudio concluye que los compromisos ambientales de Colombia son muy ambiciosos, presentando desafíos para lograr el equilibrio energético. Es crucial mantener la equidad y asequibilidad energética para que la transición no obstaculice el crecimiento económico ni limite el acceso a servicios.

En síntesis, la planeación debe ser lo suficientemente realista, para que la integración de nuevas fuentes limpias en la canasta, no comprometa la seguridad energética del país.

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